Llamado Humanitario al Gobernador de Su Majestad en Uchda: Una Familia que Sufre en Silencio Espera un Gesto de Misericordia
✍️ Por: Ahlem Akhlefi
En el corazón de la ciudad de Uchda, específicamente en la zona de Hko, una familia marroquí vive en condiciones extremadamente difíciles, luchando contra la dureza del tiempo y la escasez de recursos. Uno de sus miembros padece una enfermedad crónica cuyo tratamiento es inalcanzable debido a la precaria situación económica de la familia. Su padre, un anciano debilitado por los años, se ve incapaz de garantizar lo más básico para una familia numerosa de once personas, rodeada por la pobreza y la desesperación. 
Esta familia, atrapada en la necesidad, eleva un llamado de auxilio a los corazones compasivos y a las autoridades locales, en particular al gobernador de Su Majestad en la provincia de Uchda-Angad, para que puedan beneficiarse del apoyo social que nuestra noble religión islámica promueve y que las altas directrices de Su Majestad el Rey Mohammed VI enfatizan en sus discursos, insistiendo en la necesidad de atender a los sectores más vulnerables y garantizar una vida digna para todos los ciudadanos marroquíes.
Dios Todopoderoso dice: “Y haced el bien, porque Dios ama a los que hacen el bien” (Sura Al-Baqara, 195). También dijo el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él): “El musulmán es hermano del musulmán, no lo oprime ni lo abandona. Y quien atiende la necesidad de su hermano, Dios atenderá su necesidad” (Relatado por Muslim).
La intervención del señor gobernador en casos como este es una manifestación del principio de cercanía a los ciudadanos y de la respuesta activa a sus necesidades. Este enfoque ha sido una constante en la administración territorial de Marruecos, bajo la sabia dirección de Su Majestad, quien aboga por la solidaridad y la cooperación entre los diferentes sectores de la sociedad. Un gesto de apoyo a esta familia, facilitando el acceso al tratamiento para el enfermo y proporcionando asistencia para su sustento, sería un acto de justicia y humanidad.
Al elevar este llamado humanitario, depositamos nuestra esperanza en las almas bondadosas: en las autoridades locales, en las asociaciones de la sociedad civil y en los benefactores, para que se conviertan en el pilar que sostenga a esta familia que sufre en silencio y le ayuden a encontrar el camino hacia una vida más digna y menos dolorosa.
“Ayudaos mutuamente en la bondad y en la piedad, y no os ayudéis en el pecado y la transgresión” (Sura Al-Maida, 2).
